lunes, 8 de noviembre de 2010

Típica tarde de otoño

Son las cuatro y media de la tarde de un día gris, tapado. No hace calor, no hace frío, 17 grados en el termómetro. No se mueve nada en el ambiente, no hay viento, no hay aire... no hay nada. Una capa de nubes grises lo cubre todo. Bajo ellas, una niebla muy ligera mezclada con el humo de alguna chimenea de leña. Un olor que me recuerda a castañas entra por mi nariz. A veces me paro. No se escucha nada, en la calle no hay gente, no pasan coches. Sigo con mis plantas: cuatro begonias, dos rojas y otro par rosas que estoy metiendo en unas jardineras y que me traje de los jardines de Coruña. Robadas? No, interceptadas cuando se disponían a tirarlas a la basura. En Coruña son así, "espléndidos". Continua pasando el tiempo, quizás lo único que se mueve hoy. Las jardineras ya están. Planto tres amaryllis en tarros de terracota. Recogemos y trabajo finalizado por hoy. Son las seis y empieza a oscurecer.

Entro en casa. Una taza de café, solo, por supuesto, natural y sin azúcar. Alguien me dijo que así lo toman los franceses. Bravo por ellos.

Una típica tarde de sábado de otoño.

4 comentarios:

Aina Rotger Vives dijo...

Me gusta la manera en la que escribes aunque he de corregir algo:

-el café: con leche y 2 de azúcar.

Nada más.

Ana Marinera dijo...

Qué lindo texto felicidades.

Mikel Nhao dijo...

Muy chulo

Ana Rivas dijo...

Discrepo totalmente. Entrada mariquitil!!! Me has defraudado como macho machote. Ou pluma ou pelo!